Reflexiones, por Guillermo Lorente (*)
Como parte de una sociedad democrática, las instituciones deportivas crecen a partir del respeto de la voluntad de sus socios y de la convivencia, tanto entre sus miembros como con el resto de la ciudadanía. La pasión con que se vive el fútbol, en especial en el Club Atlético Newell’s Old Boys, no es antagónica sino que concuerda con estos postulados y los enriquece.
De esta manera entendemos la etapa que iniciamos el 14 de diciembre, cuando los socios de Newell’s volvieron a votar luego de 14 años y nos confirieron el mandato para regir los destinos del Club.
A cien días de aquella histórica elección, caben algunas reflexiones o, en rigor, hacer un alto y reiterar nuestro agradecimiento a quienes hicieron posible un triunfo que nadie se puede atribuir a título personal y, menos aún, hacer ostentación pública de ello.
Frente a una posible "apropiación" de la victoria, cabe preguntarse: ¿cómo se sentirían los jóvenes que comenzaron con los foros de internet y las históricas marchas? ¿Cómo se sentirían aquellos "locos", "maestros" y tantos otros emblemas del club que acompañaron desde siempre? ¿Cómo se sentirían los dirigentes que nunca bajaron los brazos, pese los obstáculos que impidieron votar en otras circunstancias? ¿Cómo se sentirían los profesionales que hicieron lo imposible por lograr la justicia del voto? ¿O, más cerca, cómo se sentirían aquellos que juntaron avales o recorrieron la ciudad puerta a puerta para sumar voluntades?
Son miles los socios e hinchas que han participado generosamente sin más pretensión que el bienestar de Newell’s y que, una vez obtenido el triunfo, comprendieron que mucho quedaba por hacer y se pusieron manos a la obra. Toda la sociedad ha visto la lección de solidaridad que han dado miles de voluntarios durante el verano que termina.
Por eso, sería injusto y engañoso presentarse como padre de una victoria que más que un padre tiene miles de hermanos que la forjaron.
Hoy, a cien días de aquel histórico 14 de diciembre, en mi condición de presidente de este Club quiero renovar mi agradecimiento a sus verdaderos protagonistas: la gente de Newell’s.
Gracias a ellos, Newell’s Old Boys incrementa su masa societaria, que ahora tiene un club abierto todos los días, donde se practican deportes, se recupera la vida social y, fundamentalmente, nos reencontramos con lo mejor de nuestra historia para construir el futuro.
Gracias a ellos, Newell’s tiene una comisión directiva que gobierna para todos y cuya fortaleza –que algunos no parecen percibir– no descansa en la coerción, sino que reside en la legitimidad del voto, en la defensa de los intereses del Club, en el compromiso para reparar todos los daños que se le han hecho y en el profundo amor que sentimos por los colores rojo y negro.
Gracias, a ellos.
(*) Presidente del Club Atlético Newell’s Old Boys
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