Roberto Benedetto Fecha 13

| viernes, 22 de mayo de 2009

El clásico: Ñubel le perdonó la vida…


El triunfo ante River había cortado una racha nefasta y por fin el plantel pudo trabajar tranquilo pensando en el partido del año.No obstante, por otros motivos, la semana había sido muy movida.El hecho de haberle quitado a los hinchas de Ñubel la posibilidad de presenciar el clásico de la misma manera- en cuanto a cantidad - que en otras oportunidades,habia exacerbado el ambiente de la ciudad y colocado a muchos simpatizantes en una situación de nerviosismo extremo.El clásico de Rosario, el mas potente del mundo, puesto a prueba por una medida según mi opinión demagógica y fuera de lugar.Considero que los clubes rosarinos debieran trabajar en conjunto para potenciar el mismo y que el mundo conozca que en este extremo del continente hay un espectáculo único, que no se puede imitar, que solo puede vivirse en El Parque o en Arroyito.No fue Ñubel el que rompió los pactos, tan preciados y sagrados cuando de cumplir la palabra se trata y en definitiva, fuimos los cuatro mil leprosos con nuestro aliento marca registrada,a decir “aquí estamos, como siempre,a pesar de todo”

Como es habitual antes de cada clásico, los nervios comienzan muchos días antes del partido.Vamos por la vida realizando nuestras tareas pero hay algo que nos perturba, algo en el subconsciente que nos tiene atados.El día previo se hace interminable y en la noche se hace muy difícil conciliar el sueño.Dolores de cabeza, cosquilleo en el estomago, falta de apetito, todos síntomas de la previa de este encuentro.Se sabe que es distinto, que no valen los antecedentes ni la posición en la tabla.Es lo mas,la alegría mas intensa o el dolor mas profundo.Y llegó el momento de partir para el estadio.En el trayecto empieza el corazón a latir mas fuerte, cuando nos cruzamos con otros rojinegros es como si nos conociéramos desde la cuna,el tiempo se detiene, no hay problemas en que pensar, el desocupado va con la misma ilusión que el salvado para toda la vida.Fuera de las cosas personales que tienen que ver con la familia¿qué hay mas excitante y emotivo que un Ñuls-Central?.Parafraseando a Perón en su histórica frase del 12 de junio de 1974 “no hay mas maravillosa música que para mi, es la la cantada por la hinchada leprosa en un clásico”.

Una vez dentro, se notaba la diferencia de no tener los espacios anteriores.Pero recuerdo una frase de Kierkegaard: “La tarea debe hacerse difícil, pues sólo la dificultad inspira a los nobles de corazón”.Y la masa ñulista es puro corazón, las adversidades la envalentona y nunca resigna su estirpe ganadora.La salida de los equipos, muy colorida como es habitual en estos casos y el partido que empieza ante el nerviosismo de todos los presentes.Y aquí comienza a mostrarse ante la vista de todo el mundo-que le llegaba por TV-que la parcialidad rojinegra es la única que se hacia oir.No es que me llame la atención lo de nuestra gente pero en este caso fuimos la tercera parte de lo que éramos antes.Seguramente,como escribí en mi nota sobre los clásicos, de todas partes del universo el aliento llegaba de parte de miles de leprosos que apoyaban con toda su alma.En algún momento del partido, las tribunas locales simulaban ser una postal,impresionaba,quizas muy preocupadas por el presente futbolístico complicado por el que están transitando.Enfrente,el flamear de las remeras y los brazos en alto de los ñulistas me recordaban una imagen de una columna del Frente Sandinista de Liberación, con sus estandartes gritando “Roja y negra bandera nos cobija / patria libre vencer o morir”.Emocionaba, no podía dejar de tener la mirada clavada ahí…

Mientras tanto, en el campo de juego,Ñuls era superior.El planteo táctico daba sus resultados y rápidamente fue protagonista.Una ocasión para Vangioni,otra de Salcedo presagiaban el gol que llegó después de un tremendo disparo de Formica desde 30 metros aproximadamente.EL local estaba casi nock out y SA-SA pudo lograrlo si concretaba una ocasión en la que había quedado solo frente el arco.En el entretiempo, hubo carnaval leproso ante la imponente quietud del resto.El complemento mostró otra cara.El local se adelantó pero sin crear situaciones claras de gol y Newell`s que buscaba alguna de contra.Lo tuvo Armani e increíblemente lo erró.Un cabezazo de Zelaya pasó cerca pero a 10 minutos del final tuvo otra y convirtió.Al final, lo pudo ganar Ñubel pero la oportunidad de hacerlo había sido desperdiciada antes del empate.Nos retiramos con mucha bronca porque pudimos ganar nuevamente en Arroyito y no lo hicimos exclusivamente por fallas nuestras.Por otra parte, al margen del resultado,otra vez el equipo mostró una neta superioridad sobre el rival y la falta de contundencia lo privan de llevarse los tres puntos.Cuando recuerdo los goles errados,mas me amargo pero el partido de hoy venia muy complicado por toda la previa.No había que perder.Nos fuimos pensando en seguir buscando lograr el equilibrio y pelear un lugar para la Sudamericana; enfrente en cambio, mirando el promedio.Por otra parte, debíamos demostrar que cuando nos “mojan” la oreja,los rojinegros demostramos estar mas unidos que nunca.Cuatro mil que se sintieron como 40.000,solo faltó el triunfo.Así fue y me retiré orgulloso, una vez mas, de ser hincha de Ñubel.

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